sábado, 4 de junio de 2016

Una voz en la fuga cósmica

En la historia humana en el siglo XII, en Japón y desde hacía muchos años dos clanes samuráis estaban en guerra, una guerra larga y sangrienta. Los clanes rivales eran los Hieke y el Genji que luchaban por el trono imperial que en ese momento ostentaba oficialmente un niño de 7 años.
Una de las leyendas afirma que el espíritu de los guerreros ahogados en Dan-no-ura subsiste en una especie de cangrejo local.
Los agricultores y granjeros solo permitían reproducirse a las plantas y animales con unas características deseables, causando la evolución de la raza. A este proceso se le llama selección artificial porque son las personas,  “En lugar de la naturaleza”, las que seleccionan que organismos se reproducen.

La superficie de la tierra es la orilla del océano cósmico, las distancias de los cosmos son tan grandes que recurrir a unidades como en metros o kilómetros no serviría de nada, en lugar de ellas medimos la distancia en el espacio con la velocidad de la luz.
En el año 1885 tuvo lugar la decisiva batalla naval en Dan-no-ura, una religión situada en el Mar Interior del país nipón, fue el día 25 de Abril el clan de los Heike fue claramente superado en número y estrategia. Hubo una gran matanza, pero por el sentido del honor japonés que reinaba en aquella época, muchos de los guerreros, al ver perdida la batalla, decidieron saltar al mar y morir ahogados y no en manos del enemigo.
Una de las leyendas afirma que el espíritu de los guerreros ahogados en Dan-no-ura subsiste en una especie de cangrejo local, llamado precisamente heikegani (Heikea japónica). En estos animales, en el dorso del caparazón presenta curiosas rugosidades que semejan una cara humana gesticulando a la manera de un guerrero Samurái japonés.
Los pescadores evitaban comer aquellos cangrejos con mayor semejanza a una cara humana, de manera que a lo largo de las generaciones estos animales fueron favorecidos por la selección (en este caso selección artificial).
En esa época los humanos decidían que plantas y animal debían reproducirse, nosotros los hicimos a casi todos. Lo esencial de estos animales y plantas es que muchas cosas heredan y se reproducen.
Charles Darwin y Wallace, descubrieron que todo se basa en la selección natural, y funciona así, la naturaleza es prolífica nacen más genes de los que pueden sobrevivir, las variedades que por accidente  no se adaptan no sobreviven o dejan poca descendencia.
Un año cósmico que empieza el 1 de Enero con el Big Bang, al transcurrir dos terceras partes del año se forma la tierra, el conocimiento de la vida es reciente, solo ocupa los últimos segundos del 31 de Diciembre, los secretos de la evolu ción son:
  •   El tiempo.- Para acumular mutaciones especiales.
  •   La muerte.- Para dar lugar a nuevas especies.

La vida terrestre surge en Septiembre cuando aún agitado por su origen violente se pudo parecer a la Luna.
Los relámpagos y los rayos solares ultravioletas descompusieron moléculas ricas en Hidrogeno en la atmosfera los fragmentos se recombinaron espontáneamente formando moléculas más complejas.
Los productos resultantes se disolvían en el océano formando una sopa orgánica de creciente complejidad, hasta que finalmente apareció una molécula capaz de copearse a sí misma, esta es el ancestro de ADN (la molécula maestra de la vida terrestre).
Con la reproducción, mutación y selección natural las moléculas se evolucionaron, variedades confusiones especializadas se unieron y así formaron la primera célula.
A principios de Noviembre ocurrió otro invento importante el sexo, fue un tropiezo de los insectos.
Calendario Cósmico.



Las mutaciones  se producen también a causa de la radiactividad, de la luz ultravioleta de Sol, de los rayos cósmicos o de sustancias químicas en el medio ambiente, todo cual puede cambiar los nucleótidos o atar en forma de nudos ácidos nucleicos, si el numero d mutaciones es demasiado elevado, perdemos la herencia de cuatro mil millones de años de lenta evolución, si es demasiado bajo, no se dispondrá de nuevas variedades para adaptarse a algún cambio futuro en el medio ambiente.
La evolución de la vida exige un equilibrio más o menos preciso entre mutación y selección, cuando este equilibro se consigue se obtiene adaptaciones notables.
“Nuestro mundo es el único sabemos con certeza que la materia del Cosmos ha sido consciente de sí misma”.
Carl Sagan.


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