En la
historia humana en el siglo XII, en Japón y desde hacía muchos años dos clanes
samuráis estaban en guerra, una guerra larga y sangrienta. Los clanes rivales eran
los Hieke y el Genji que luchaban por el trono imperial que en ese momento
ostentaba oficialmente un niño de 7 años.
Una de
las leyendas afirma que el espíritu de los guerreros ahogados en Dan-no-ura
subsiste en una especie de cangrejo local.
Los
agricultores y granjeros solo permitían reproducirse a las plantas y animales
con unas características deseables, causando la evolución de la raza. A este
proceso se le llama selección artificial porque son las personas, “En lugar de la naturaleza”, las que
seleccionan que organismos se reproducen.
La
superficie de la tierra es la orilla del océano cósmico, las distancias de los
cosmos son tan grandes que recurrir a unidades como en metros o kilómetros no
serviría de nada, en lugar de ellas medimos la distancia en el espacio con la
velocidad de la luz.
En el
año 1885 tuvo lugar la decisiva batalla naval en Dan-no-ura, una religión
situada en el Mar Interior del país nipón, fue el día 25 de Abril el clan de
los Heike fue claramente superado en número y estrategia. Hubo una gran
matanza, pero por el sentido del honor japonés que reinaba en aquella época,
muchos de los guerreros, al ver perdida la batalla, decidieron saltar al mar y
morir ahogados y no en manos del enemigo.
Una de
las leyendas afirma que el espíritu de los guerreros ahogados en Dan-no-ura
subsiste en una especie de cangrejo local, llamado precisamente heikegani
(Heikea japónica). En estos animales, en el dorso del caparazón presenta
curiosas rugosidades que semejan una cara humana gesticulando a la manera de un
guerrero Samurái japonés.
Los
pescadores evitaban comer aquellos cangrejos con mayor semejanza a una cara
humana, de manera que a lo largo de las generaciones estos animales fueron
favorecidos por la selección (en este caso selección artificial).
En esa
época los humanos decidían que plantas y animal debían reproducirse, nosotros
los hicimos a casi todos. Lo esencial de estos animales y plantas es que muchas
cosas heredan y se reproducen.
Charles
Darwin y Wallace, descubrieron que todo se basa en la selección natural, y
funciona así, la naturaleza es prolífica nacen más genes de los que pueden
sobrevivir, las variedades que por accidente
no se adaptan no sobreviven o dejan poca descendencia.
Un año
cósmico que empieza el 1 de Enero con el Big Bang, al transcurrir dos terceras
partes del año se forma la tierra, el conocimiento de la vida es reciente, solo
ocupa los últimos segundos del 31 de Diciembre, los secretos de la evolu ción
son:
- El tiempo.- Para acumular mutaciones especiales.
- La muerte.- Para dar lugar a nuevas especies.
La
vida terrestre surge en Septiembre cuando aún agitado por su origen violente se
pudo parecer a la Luna.
Los
relámpagos y los rayos solares ultravioletas descompusieron moléculas ricas en
Hidrogeno en la atmosfera los fragmentos se recombinaron espontáneamente
formando moléculas más complejas.
Los
productos resultantes se disolvían en el océano formando una sopa orgánica de
creciente complejidad, hasta que finalmente apareció una molécula capaz de
copearse a sí misma, esta es el ancestro de ADN (la molécula maestra de la vida
terrestre).
Con la
reproducción, mutación y selección natural las moléculas se evolucionaron,
variedades confusiones especializadas se unieron y así formaron la primera
célula.
A
principios de Noviembre ocurrió otro invento importante el sexo, fue un
tropiezo de los insectos.
Calendario Cósmico.
Las
mutaciones se producen también a causa
de la radiactividad, de la luz ultravioleta de Sol, de los rayos cósmicos o de
sustancias químicas en el medio ambiente, todo cual puede cambiar los
nucleótidos o atar en forma de nudos ácidos nucleicos, si el numero d mutaciones
es demasiado elevado, perdemos la herencia de cuatro mil millones de años de
lenta evolución, si es demasiado bajo, no se dispondrá de nuevas variedades
para adaptarse a algún cambio futuro en el medio ambiente.
La
evolución de la vida exige un equilibrio más o menos preciso entre mutación y
selección, cuando este equilibro se consigue se obtiene adaptaciones notables.
“Nuestro mundo es el
único sabemos con certeza que la materia del Cosmos ha sido consciente de sí
misma”.
Carl Sagan.
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